Psicologa gestaltica transpersonal Lic Miryam Barovero mp 4171
Córdoba Capital
Nueva Córdoba
EL VIAJE DE LA HEROÍNA
Las mujeres que nos encontramos entre los treinta y los cincuenta años, al decir de Maureen Murdock, hemos transitado el estereotípico viaje heroico masculino buscando la aprobación de la sociedad y de lo externo. Hemos pasado gran parte de nuestra vida buscando reconocimiento fuera de nosotras mismas: nuestros padres, nuestra familia, nuestra pareja, nuestros amigos. Es decir, depositando nuestra autoestima y bienestar en los otros.
Muchas de nosotras nos hemos esforzado por cumplir con todos los mandatos patriarcales: tener una carrera profesional, ser independientes económicamente, obtener el éxito en lo que realizamos, etc. etc. Y cuando llegamos a este lugar de logros y metas alcanzadas, nos preguntamos ¿Para qué sirve todo esto?
Tomamos conciencia de todo lo que hemos sacrificado de nuestras vidas por seguir estos modelos impuestos, sin escuchar nuestras propias necesidades femeninas, sin respetar nuestros ciclos, nuestra naturaleza intuitiva, nuestros instintos sabios, nuestra voz más genuina y ancestral. Hemos seguido un modelo que niega lo que en realidad somos.
Es entonces, al llegar a este momento de crisis (cambio), cuando decidimos abrazar nuevamente nuestra verdadera naturaleza, recuperando nuestro valor como mujeres y sanando la herida de lo femenino.
Este viaje interior es muy importante, quizá lo hayamos empezado hace algún tiempo, y su punto de arribo es convertirnos en seres humanos integrados, equilibrados, completos.
Como en la mayoría de los viajes interiores el camino no es fácil. El sendero que recorremos como heroínas no tiene mapas, ni señales, ni guías turísticos. Nuestra propia intuición, nuestra energía femenina es la que nos guía como única brújula.
Es un viaje que no sigue caminos rectos, que nos conduce por lugares que parecen los mismos, haciéndonos sentir desorientadas o perdidas. Raramente contaremos con ayuda del mundo exterior y muy frecuentemente se nos boicoteará o interferirá en nuestro andar.
Algunas veces este viaje interno es consciente pero en otras ocasiones no lo es, generándose así en nosotras un significativo malestar emocional, conflictos con nuestros vínculos más próximos, enfermedades psicosomáticas y cierta insatisfacción que comienza a inquietarnos cada día más.
El viaje de la heroína es un recorrido psíquico y espiritual que nos lleva finalmente a una totalidad donde se integran todas las partes de nuestra naturaleza.
“Todas nosotras podemos considerar nuestra propia vida como una historia que se desarrolla a través de una serie de experiencias cíclicas, cada una de las cuales tiene tres fases: separación, prueba (proceso de aprendizaje), retorno.”
Linda Sussman
El viaje fue iniciado hace un tiempo ya, cuando salimos a buscar nuestra propia identidad en una cultura signada por lo masculino y alejándonos de lo Femenino.
En esa primera etapa de nuestra vida hemos desarrollado habilidades masculinas, nos hemos vuelto competitivas y productivas, buscando el éxito en lo externo y en todo aquello que nos prometía nuestra cultura.
Hemos logrado todo lo que nos habíamos propuesto y, sin embargo, nos sentimos vacías, temerosas, indecisas o frustradas ¿Qué nos sucede entonces? ¿De qué nos ha servido todo esto?
Creo que la respuesta es que hemos perdido la relación íntima con nosotras mismas.
Joseph Campbell nos dice: “el interés primordial de la mujer es el criar. Puede criar un cuerpo, un alma, una civilización, una comunidad. Si no tiene nada que criar, de alguna forma pierde el sentido de su función.” Maureen Murdock agrega: “muchas mujeres que han abrazado el viaje heroico masculino han olvidado cómo criar, cómo criarse a sí mismas.”
Es así como, luego de enfrentarnos con el vacío al que nos arroja el modelo masculino, ya que nos hace sentir incompletas, salimos a buscar nuestra perdida alma femenina.
En este tramo del viaje heroico pasamos por momentos de confusión y de dolor, de enojo y de tristeza, buscando los pedazos de nosotras mismas que hemos perdido en el camino hasta hoy.
Debemos aprender nuevamente a escucharnos, a reconocernos, a percibir nuestro cuerpo y nuestro corazón. Debemos encontrar el camino de regreso a casa y es natural que tengamos miedo, ya que nos sentimos desprotegidas y confusas en un mundo de reglas masculinas, sin embargo contamos con nuestra sabiduría instintiva que es la que nos guiará de aquí en más.
Es en este momento de nuestras vidas, cuando sentimos muy fuertemente el anhelo de reunirnos con nuestra naturaleza femenina y curar esta ruptura.
“Cuando una mujer decide dejar de jugar según las reglas patriarcales, no tiene indicadores que le digan cómo actuar y sentir. Cuando no quiere ya perpetuar formas arcaicas, la vida se hace emocionante, terrorífica.”
Maureen Murdock
Las mujeres que nos encontramos entre los treinta y los cincuenta años, al decir de Maureen Murdock, hemos transitado el estereotípico viaje heroico masculino buscando la aprobación de la sociedad y de lo externo. Hemos pasado gran parte de nuestra vida buscando reconocimiento fuera de nosotras mismas: nuestros padres, nuestra familia, nuestra pareja, nuestros amigos. Es decir, depositando nuestra autoestima y bienestar en los otros.
Muchas de nosotras nos hemos esforzado por cumplir con todos los mandatos patriarcales: tener una carrera profesional, ser independientes económicamente, obtener el éxito en lo que realizamos, etc. etc. Y cuando llegamos a este lugar de logros y metas alcanzadas, nos preguntamos ¿Para qué sirve todo esto?
Tomamos conciencia de todo lo que hemos sacrificado de nuestras vidas por seguir estos modelos impuestos, sin escuchar nuestras propias necesidades femeninas, sin respetar nuestros ciclos, nuestra naturaleza intuitiva, nuestros instintos sabios, nuestra voz más genuina y ancestral. Hemos seguido un modelo que niega lo que en realidad somos.
Es entonces, al llegar a este momento de crisis (cambio), cuando decidimos abrazar nuevamente nuestra verdadera naturaleza, recuperando nuestro valor como mujeres y sanando la herida de lo femenino.
Este viaje interior es muy importante, quizá lo hayamos empezado hace algún tiempo, y su punto de arribo es convertirnos en seres humanos integrados, equilibrados, completos.
Como en la mayoría de los viajes interiores el camino no es fácil. El sendero que recorremos como heroínas no tiene mapas, ni señales, ni guías turísticos. Nuestra propia intuición, nuestra energía femenina es la que nos guía como única brújula.
Es un viaje que no sigue caminos rectos, que nos conduce por lugares que parecen los mismos, haciéndonos sentir desorientadas o perdidas. Raramente contaremos con ayuda del mundo exterior y muy frecuentemente se nos boicoteará o interferirá en nuestro andar.
Algunas veces este viaje interno es consciente pero en otras ocasiones no lo es, generándose así en nosotras un significativo malestar emocional, conflictos con nuestros vínculos más próximos, enfermedades psicosomáticas y cierta insatisfacción que comienza a inquietarnos cada día más.
El viaje de la heroína es un recorrido psíquico y espiritual que nos lleva finalmente a una totalidad donde se integran todas las partes de nuestra naturaleza.
“Todas nosotras podemos considerar nuestra propia vida como una historia que se desarrolla a través de una serie de experiencias cíclicas, cada una de las cuales tiene tres fases: separación, prueba (proceso de aprendizaje), retorno.”
Linda Sussman
El viaje fue iniciado hace un tiempo ya, cuando salimos a buscar nuestra propia identidad en una cultura signada por lo masculino y alejándonos de lo Femenino.
En esa primera etapa de nuestra vida hemos desarrollado habilidades masculinas, nos hemos vuelto competitivas y productivas, buscando el éxito en lo externo y en todo aquello que nos prometía nuestra cultura.
Hemos logrado todo lo que nos habíamos propuesto y, sin embargo, nos sentimos vacías, temerosas, indecisas o frustradas ¿Qué nos sucede entonces? ¿De qué nos ha servido todo esto?
Creo que la respuesta es que hemos perdido la relación íntima con nosotras mismas.
Joseph Campbell nos dice: “el interés primordial de la mujer es el criar. Puede criar un cuerpo, un alma, una civilización, una comunidad. Si no tiene nada que criar, de alguna forma pierde el sentido de su función.” Maureen Murdock agrega: “muchas mujeres que han abrazado el viaje heroico masculino han olvidado cómo criar, cómo criarse a sí mismas.”
Es así como, luego de enfrentarnos con el vacío al que nos arroja el modelo masculino, ya que nos hace sentir incompletas, salimos a buscar nuestra perdida alma femenina.
En este tramo del viaje heroico pasamos por momentos de confusión y de dolor, de enojo y de tristeza, buscando los pedazos de nosotras mismas que hemos perdido en el camino hasta hoy.
Debemos aprender nuevamente a escucharnos, a reconocernos, a percibir nuestro cuerpo y nuestro corazón. Debemos encontrar el camino de regreso a casa y es natural que tengamos miedo, ya que nos sentimos desprotegidas y confusas en un mundo de reglas masculinas, sin embargo contamos con nuestra sabiduría instintiva que es la que nos guiará de aquí en más.
Es en este momento de nuestras vidas, cuando sentimos muy fuertemente el anhelo de reunirnos con nuestra naturaleza femenina y curar esta ruptura.
“Cuando una mujer decide dejar de jugar según las reglas patriarcales, no tiene indicadores que le digan cómo actuar y sentir. Cuando no quiere ya perpetuar formas arcaicas, la vida se hace emocionante, terrorífica.”
Maureen Murdock
