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Los sueños según la perspectiva de Carl Jung

El término sombra fue inventado por Jung, pero Freud ya había investigado, cómo esas partes ocultas alojadas en el Inconsciente aparecían en los sueños, como función compensatoria de los comportamientos sociales, dando rienda suelta a todo lo reprimido en la vigilia. Jung retomó la investigación del gran maestro y profundizó el bagaje de conocimientos acerca de la relación Sombra-sueños.
A veces, según las conclusiones de Jung, las sombras se nos aparecen en sueños con el aspecto de un personaje del mismo sexo, a menudo con aspecto deforme, hostil o amenazante. O puede que la sombra ataque al soñante presentándose como un animal feroz o una serpiente representativos de aspectos negados que desean manifestarse. Un ataque reiterado puede ser  un aviso, de la necesidad de integrar en la conciencia ciertas facetas oscuras, para no tener que verse forzado a hacerlo a través del sufrimiento, como una enfermedad o un accidente, cumpliendo así el sueño una función compensatoria de estructura equilibrante de la psique.
Los estados de conciencia se presentan mediante cuatro formas: el estado de vigilia, el estado de sueño, el estado de dormir sin sueños,  y, en términos junguianos, la unión de esos tres estados o totalidad de la conciencia, es decir el SI MISMO. Para una persona que duerme ocho horas que es lo  habitual,  aproximadamente dos horas y media empleará en el soñar, de manera intermitente, el resto transcurrirá en el dormir sin sueños. Este último sería, según la tradición védica, el trayecto que recorre el Yo más profundo.
La variada gama de contenidos oníricos incluye aspectos relativos al Ego,  a la sombra, al ánima. al animus, puede referirse a complejos, que son los contenidos básicos del inconsciente personal, o bien pueden presentarse como imágenes arquetípicas, como formas expresivas del inconsciente colectivo. El Sí Mismo aparece de manera  más numinosa, como a través de símbolos universales. Para acceder al significado profundo de los sueños, que constituyen una base fundamental del autoconocimiento, se requiere un compromiso profundo en el camino evolutivo propio, constancia, capacidad, e interés. Los sueños responden en la medida que se los convoca, y como toda práctica se aprende y se profundiza con el ejercicio diario.  Los sueños no se interpretan sino que se comprenden, para esto se requiere una cierta familiarización con los símbolos, cuyo lenguaje es sin duda extraño a la conciencia ordinaria.
Es necesario al hablar de los sueños, que hagamos una distinción entre Signo y Símbolos. Los símbolos representan energías psíquicas de orden arquetípico, son portadores de significado profundo que trascienden la tridimensionalidad. Pertenecen al orden de lo no racional, de lo multidimensional, de la paradoja. Son ambigüos, misteriosos. Los signos son concretos, taxativos, son expresión del cerebro izquierdo, accesibles a la interpretación racional, no se discute su significado porque es convencional. Para acceder a la comprensión del símbolo es necesario la acción conjunta de ambos hemisferios, de sus funciones específicas y complementarias.