
Aprender a despedir aquello que no pudo ser, o lo que no se dio es altamente liberador, es como realizar un duelo de nuestras esperanzas, de lo que no se nos dio y lo que por diversas razones no fue. Esto puede resultar muy fuerte y tan doloroso como realizar un duelo por alguien que por distintas razones, se fue de nuestras vidas.
Y lo que esperamos es todo tipo de situaciones:...que alguien nos reconozca...que alguien nos ame...que una pareja vuelva...que nuestros padres nos acepten como somos...que nuestros hijos vuelvan y nos valore...etc., Esto retrasa nuestra evolución y nuestro crecimiento personal, nos cristaliza, nos detiene, y nos deja en un lugar de mucho enojo y mucha tristeza porque no "logramos" aquello por lo que luchamos tanto y que no llegó o no se quedó en nuestras vidas. Aceptar lo que es, nos libera de nuestras expectativas obsesivas y para eso, llega un momento que lo que tenemos que dhacer es "re-nunciar a lo que produce dolor para volver a enunciar con palabras otras realidades, otras posibilidades. de esa manera nos daremos la oportunidad de transitar otros caminos, no explorados y descubrir talentos que teníamos dormidos o transitar por zonas más acordes a nuestro crecimiento personal. Aceptar y aprender de esas experiencias de falsa ilusión nos posiciona en un principio de realidad y avanzar perdonándonos y liberarnos de nuestros condicionamientos. Dejar que fluya la energía hacia otros lugares es duelar lo que no pudo ser,